ALBUM REVIEW: AN ABSTRACT ILLUSION
´THE SLEEPING CITY´
De manera futurista las teclas introducen el nuevo trabajo de los Suecos An Abstract Illusion vía Willowtip Records, que con 7 canciones nos introduce en la profundidad sonora de un metal progresivo que no solo se centra en la perfección de sus sonoridades, sino que esta vez le agrega una oscuridad particular a cada uno de los temas que lo componen.
Blackmurmur de 11 minutos de duración, es la premonición de un camino sin retorno a esta mezcla entre claroscuro que hipnotiza desde un principio, en donde la fusión del black metal con las resonancias progresivas se dejan ver todas al mismo tiempo sin desgastarse en explicaciones. Mientras la batería retumba infinita y la voz profunda en gritos agónicos te mantiene prendido, la atmosférica composición sintetizada de fondo le da un contraste que es simplemente notable.
Con un sonido más clásico y voces coreadas melódicamente entra en acción No Dreams Beyond Empty Horizons la cual incluye un rezo cual plegaria inerte en el camino de la desolación. Aquí se luce la voz melodiosa que quiebra el caos para entregar repentinos momentos de paz mientras las enrevesadas guitarras hacen de lo suyo. Y así como entra el caos entre los riffs acelerados y las atronadoras baterías, se desenlaza la entropía hacia el final de un tema que sencillamente pareciera ser parte de una película. Like A Geyser Ever Erupting entra al juego con tintes notorios de oscuridad. Aquí todo se vuelve más pesado y visita el core de un metal sombrío que se estremece en las sombras decantando en pasajes rítmicos como un vaivén de emociones confusas en el la psiquis humana.
Y cuando todo parece resuelto, te vuelve a sorprender con un quiebre musical francamente alucinante. El juego de las voces y la doble pedalera es alucinante y adictivo; la evocación al dolor y la lucha interna se sienten latentes mientras la composición se desplaza y sufre inflexiones rítmicas entre lo que definiría como luz y oscuridad. Frost Flower devuelve el sonido a videojuegos de los 80’s con una intro en la cual los sintetizadores son los protagonistas, evocando ligeramente la sensación que produce ver la serie de televisión Stranger Things, pero solo en sus primeros segundos. Quizá esta podría pensarse como la “balada” del álbum por su métrica calmada y su voz armoniosa, siendo un descanso en la mitad de este nuevo trabajo, sin perder potencia alguna. Hasta que explota en furia, por supuesto.
Emmett emerge sin culpa desde el inframundo y como un baile seductor te atrae a su melodía sombría, dolorosa y persuasiva. Una conceptualización que sorprende gratamente si pensamos en los propios niveles de conciencia que encierra nuestro psique humano. Genialidad sonora que simplemente te pone los pelos de punta. Once minutos y 20 segundos en donde cada fibra nerviosa recorre la espina dorsal haciendo que tiembles, que duela, que sangre y que desees que no termine jamás.
Volviendo al soundtrack de películas y videojuegos de la época dorada nos encontramos con Silverfields, calma a la orilla de un océano oscuro, pasaje atmosférico de transición con arreglos suaves que detallan un golpe energético de la batería que se luce por sí misma. Todo esto para dar paso al desenlace de una obra que hasta ahora cumple con todo y más. El final de la historia llega de la mano de otro relato de 10 minutos que parecieran ser tan solo segundos gracias a su desliz melódico-histriónico con The Sleeping City. Los riffs de guitarra sacan a relucir su acelerada violencia mientras las teclas de fondo suspiran melancolía y la voz desgarra sufrimiento. Todo parece derrumbarse, colapsar y sacudirse dentro de la consciencia y mientras pasan los segundos se puede sentir cada una de las notas que terminan en un piano cautivador y reconfortante.
Un trabajo que va más allá de ser un guion simple y dispuesto para quienes solo quieran escuchar algo de paso, pues el subtexto es complejo, profundo y una verdadera obra maestra.
ENGLISH VERSION:
In a futuristic way, the keys introduce the new work of the Swedes An Abstract Illusion via Willowtip Records, which with 7 songs introduces us to the sonic depth of a progressive metal that not only focuses on the perfection of its sounds, but this time adds a particular darkness to each of the songs that compose it.
Blackmurmur, 11-minute track is a premonition of a path of no return to this chiaroscuro blend that mesmerizes from the start, where the fusion of black metal with progressive resonances is evident all at once without wasting time on explanations. While the drums rumble endlessly and the deep, agonized screams of the voice keep you hooked, the atmospheric synthesized background composition provides a contrast that is simply remarkable.
With a more classic sound and melodically chorused voices, it comes into action.No Dreams Beyond Empty Horizons which includes a prayer like an inert supplication on the path of desolation. Here, the melodious voice shines through, breaking through the chaos to deliver sudden moments of peace while the intricate guitars do their thing. And just as chaos enters amidst the accelerated riffs and thundering drums, entropy unravels towards the end of a song that simply seems to be part of a movie.Like A Geyser Ever Erupting enters the game with noticeable shades of darkness. Here, everything becomes heavier and reaches the core of a somber metal that shudders in the shadows, decanting into rhythmic passages like a back-and-forth of confusing emotions in the human psyche.
And just when everything seems resolved, it surprises you again with a truly mind-blowing musical breakthrough. The interplay of voices and the double pedalboard is mind-blowing and addictive; the evocation of pain and internal struggle is felt latent as the composition shifts and undergoes rhythmic inflections between what I would define as light and darkness.Frost Flower brings back the sound of ’80s video games with an intro featuring synthesizers, slightly evoking the feeling of watching the television series Stranger Things, but only in its first few seconds. Perhaps this could be considered the album’s «ballad» due to its calm meter and harmonious voice, serving as a break in the middle of this new work, without losing any of its power. Until it explodes into fury, of course.
Emmett emerges guiltlessly from the underworld, and like a seductive dance, it draws you into its somber, painful, and persuasive melody. A conceptualization that pleasantly surprises if we consider the very levels of consciousness within our human psyche. A sonic genius that simply makes your hair stand on end. Eleven minutes and 20 seconds in which every nerve fiber runs through your spine, making you tremble, ache, bleed, and wish it would never end.
Returning to the soundtrack of films and video games from the golden age we find Silverfields, calm on the shore of a dark ocean, an atmospheric transitional passage with soft arrangements that detail an energetic drum beat that shines on its own. All of this to give way to the outcome of a work that so far delivers on everything and more. The end of the story comes with another 10-minute story that seems to be just seconds thanks to its melodic-histrionic slip withThe Sleeping City. The guitar riffs unleash their accelerated violence while the keys in the background sigh melancholy and the voice rumbles with suffering. Everything seems to crumble, collapse, and shake within consciousness, and as the seconds pass, you can feel each of the notes that end in a captivating and comforting piano.
A work that goes beyond being a simple script, ready for those who just want to hear something in passing, because the subtext is complex, profound, and a true masterpiece.